Cámara aprueba que colegios particulares admitan a estudiantes vulnerables

26 Mayo 2021

El ministro de Educación, Raúl Figueroa, señaló que el proyecto va en contra de garantías como la calidad de la enseñanza, por lo que se hizo reserva de constitucionalidad.

La Sala de la Cámara de Diputados aprobó, el 20 de mayo de 2021, la idea de legislar de la llamada ‘Ley Machuca’, que establece que los colegios particulares deberán admitir a estudiantes vulnerables.

De esta manera, estos establecimientos tendrán una cuota del 30% de su matrícula para admitir a escolares de los cuatro primeros deciles de ingreso, con el objetivo de promover la integración social.

Al respecto, la propuesta plantea que esos escolares “se eximirán totalmente del pago de los valores que mensualmente se deban efectuar, así como también de las cuotas de incorporación”, por lo que el costo de admisión correría por cuenta del propio establecimiento.

La ‘Ley Machuca’, presentada por integrantes de la Comisión de Educación, busca mejorar el actual sistema de ingreso a los recintos escolares y surgió luego que el Gobierno presentara el proyecto conocido como “Admisión Justa”, sobre la base del mérito académico.

El texto, que fue informado a la Sala por el diputado Leonidas Romero (RN), plantea que el porcentaje de admisión se aplique tanto en colegios particulares subvencionados, como en los particulares pagados para estudiantes vulnerables.

La iniciativa también busca finalizar la discriminación que afecta a estudiantes con necesidades educativas especiales, además de mejorar aspectos del Sistema de Admisión Escolar (SAE), como evitar que los establecimientos educativos puedan rechazar a dos niños por vivir bajo el mismo techo sin ser hermanos.

La propuesta fue ingresada en 2019 por la oposición y fue despachada por la Comisión de Educación en agosto de ese año. Ahora volverá a la mesa para su revisión en particular dada la presentación de indicaciones.

El proyecto funcionará como una modificación a la Ley 20.370 y al DFL 2 de 1997, relacionados con la Subvención del Estado a establecimientos educacionales.

En tanto, el ministro de Educación, Raúl Figueroa, señaló que el proyecto choca con garantías como la calidad de la enseñanza, por lo que se hizo reserva de constitucionalidad.

Al respecto, sostuvo que “generar integración, sacando alumnos de la integración pública para llevarlos al particular pagado, en vez de potenciar al máximo la educación pública y volverla un espacio común, creemos que es un error. En el mejor de los casos, tiene un impacto reducido de 100 mil alumnos, y para que eso ocurra, son los apoderados de esos establecimientos (privados) los que tendrían que cargar el costo de la iniciativa”.

Por su parte, la diputada de Comunes, Camila Rojas, emplazó al Ejecutivo al acusar: “Buscamos avanzar en una educación inclusiva y con mayor justicia en el acceso. Además de la admisión prioritaria de los estudiantes de los primeros deciles, queremos terminar con discriminaciones a estudiantes con necesidades especiales. Muchos colegios no aceptan a niños con necesidades educativas especiales o les cobran más a sus apoderados. Eso es aberrante, eso debe terminar”.

¿Es una medida sostenible en el tiempo?

Liliana Morawietz, antropóloga e investigadora asistente del Centro de Investigación Avanzada en Educación (CIAE) de la Universidad de Chile, aseguró que “es una iniciativa que se basa en premisas erradas”.

“En primer lugar, asume que los colegios particulares pagados son de mejor calidad cuando no existe evidencia para el caso chileno que sostenga esta idea. Por otro lado, no existen estudios cualitativos que permitan concluir que las estrategias didácticas y pedagógicas que implementan este tipo de establecimientos es deseable para estudiantes que no provienen de sectores socioeconómicos altos. La educación que ofrecen los colegios de élite es efectiva para estudiantes de élite. No sabemos nada sobre su impacto o efecto entre estudiantes de escasos recursos”, afirmó.

Eso en términos individuales, pero observado a nivel del sistema educativo el impacto de la propuesta sería mínimo, según Morawietz. Y es que menos del 9% de los estudiantes chilenos estudia en colegios particulares. “¿Cuál es la capacidad de estos establecimientos de acoger a estudiantes de bajos recursos? ¿Un estudiante por aula? Así, el aporte de esta medida a mejorar la calidad de la educación en Chile sería prácticamente nulo”, reflexionó.

Para el profesor de la Universidad ESAN de Perú, Francisco Ochoa, la “Ley Machuca” no incorpora un análisis sobre los costos de la medida o los efectos negativos de la misma. La iniciativa tampoco contiene un examen de otras alternativas y las razones por las que habrían sido descartadas. “Por ejemplo, un sistema de incentivos tributarios para aquellos centros educativos que incorporen la mayor cantidad de alumnos de bajos recursos económicos; o, también el uso redireccionado de los subsidios en colegios privados para ampliar la oferta educativa pública”, indicó.

Respecto al impacto que podría tener la iniciativa, advirtió que es posible algunos efectos no deseados de la misma. “Esta ley podría tener una buena intención en disminuir brechas de desigualdad económica, pero podría generar discrimación social (y hasta casos de bullying) hacia los alumnos con beneficios especiales dentro del propio colegio, ya que en la práctica los ‘alumnos pagantes’ podrían considerar que existe un subsidio cruzado que consideran injusto”, apuntó el especialista.

Ochoa, también observa muchos retos para su posible aplicación. “Me parece que de no acompañarse de medidas de tutorías a los alumnos beneficiados del programa junto con políticas para mejorar sustantivamente la educación pública a la que acceden la mayor parte de los alumnos de los sectores menores favorecidos de la sociedad, los efectos para disminuir la desigualdad serán muy marginales”, subrayó.

Al analizar el rol de los colegios particulares en un sistema educativo compuesto, Morawietz apuntó que “para lograr que estos establecimientos hagan un aporte, debemos pensar en mecanismos que tengan un impacto potencial estudiando y de mayor alcance. En este sentido, me parece que se puede pensar que este tipo de colegios, que pueden resistir mejor la presión por mostrar resultados en evaluaciones estandarizadas en el corto plazo, y menos sujetos a la presión por la ‘mejora’, han sido históricamente espacios que se han permitido experimentar e innovar en cuanto a estrategias didácticas y pedagógicas, e incluso en contenidos”.

Agregó que “si estos colegios fueran capaces de sistematizar estas experiencias, identificando procesos y aspectos relevantes, aprendizajes, desafíos, etc., y de poner estos aprendizajes al servicio del conjunto del sistema educativo, podrán hacer un aporte al sistema de educación chileno mucho más sustantivo que el de haber escogido a un puñado de chicos apartados de su cotidianeidad y adoptados para efectos caritativos”.
 


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