Liceo Maria Auxiliadora -LINARES - Región del Maule


Título iniciativa:

“La necesidad de una educación en afectividad: Modificación a la Ley 20.418”



Definición alternativa:

Hemos identificado que en nuestra realidad actual, los jóvenes están cada vez más carentes de afecto y necesitan sentirse escuchados, apoyados. Percibimos una falta de motivación ante sus proyectos y de un sentido para sus vidas. Actualmente presenciamos un sinfín de cambios en los distintos niveles de la sociedad, a un nivel económico, tecnológico, cultural, político y sin duda en la parte educativa.

Por otro lado, el conocimiento que hay por parte de los jóvenes sobre sexualidad es liderado por lo que enseñan los padres y por internet, según un sondeo realizado por el Injuv el año 2014 a alrededor de mil jóvenes, además si se trata de percepción, un 36% califica a la educación sexual que recibe en su colegio como “regular”, un 34% “muy mala o mala” y 29% cree que es “buena o muy buena”.

El tema es que no hay una verdadera educación sexual más centrada en el aspecto emocional y de género, las clases son más prácticas y orientadas a evitar el embarazo adolescente, y si hay programas que atiendan a entregar estos conocimientos, son en ciertas instituciones por lo general las católicas.

Hay que considerar, además, quienes imparten las clases de esta índole, no están del todo capacitados según el sondeo realizado, ya que sólo un 8% de los jóvenes pide ayuda a algún profesor o miembro del establecimiento donde estudia, lo que nos dice de la carencia de profesores capacitados o de la confianza que se pueda transmitir desde la institución educativa para con los educandos en materias de Sexualidad, Afectividad y Género.

LA UNESCO, al referirse a esta materia en su documento orientaciones técnicas sobre educación en sexualidad, ha sostenido que “una educación en sexualidad efectiva puede entregar a las personas jóvenes información culturalmente relevante, científicamente rigurosa y apropiada a la edad del estudiante. Ésta debe incluir oportunidades estructuradas que les permitan explorar sus valores y actitudes, poniendo en práctica competencias esenciales para la toma de decisiones para elegir con fundamento la forma que desea conducir su vida sexual”. Esto es correcto, sin embargo en la práctica no observamos este tipo de orientaciones al momento de educar en sexualidad.

Por otro lado, agrega que “la educación en sexualidad es parte de la responsabilidad que deben asumir las autoridades y establecimientos de salud y educación. Interpretada en su forma más simple, los maestros y maestras de aulas deben trabajar en colaboración con los padres, madres y comunidades con el n de garantizar la protección y bienestar de niños, niñas y jóvenes”.
Necesitamos un cambio para los estudiantes que son una parte fundamental de la población y que serán futuros adultos que de pronto tendrán que enfrentarse a un mundo distinto en donde se encontraran descubiertos y faltas de herramientas esenciales para su crecimiento y vida adulta, es necesario la entrega de estas herramientas en el lugar en donde se está la mayor parte de la adolescencia.

Otro elemento a tener en cuenta, es que gran parte de su vida ahora tiene un foco en torno al internet y las redes sociales, por lo que no es de extrañar que cuando tengan dudas sobre sexualidad recurran a la web. El ciberespacio les entrega mayor privacidad, pero también se corren riesgos de encontrar información errada o confusa, más aún, que sus relaciones afectivas estén basadas o desvirtuadas por los lazos que crean por internet y no se hace nada al respecto a la hora de orientar a un joven en este tipo de relaciones afectivas.

Se debe tener en cuenta a través de la historia los antecedentes que existen en Chile, en materias de la educación sexual. Entre los años 1965 y 1973, nos encontramos con el “Programa vida familiar y educación sexual”, programa que fue cambiando a través de estos años producto de los cambios sociales que en ese tiempo se fueron suscitando.
Luego, en el año 1996, se implementan las “JOCAS”, Jornadas de conversación sobre afectividad y Sexualidad, las cuales fueron cuestionadas por los sectores más conservadores, dando como resultado, que no haya tenido éxito.
El año 2010, se plantea la Ley 20.418, que señala que toda persona tiene derecho de recibir educación sexual orientada a la materia de fertilidad e inmediatamente el año 2012 se realiza una capacitación a profesores para implementar el “Programa en Sexualidad, Afectividad y Género”, la cual no obtuvo buenos resultados por la poca adhesión de los maestros por capacitarse.
Esto afecta a los jóvenes que no están en las instituciones donde las clases de orientación poseen un enfoque más dedicado a la afectividad, o simplemente no tienen clases de orientación. Afecta a todo aquel joven que en sus cambios de etapas de desarrollo no tiene las herramientas para comprender lo que le está sucediendo a nivel emocional, y estos cambios se comienzan a vivir desde mucho antes que en la enseñanza media, que es en el nivel que de acuerdo a la ley se pueden implementar estas clases.


Propuesta legislativa:

Como equipo en primera instancia planteamos dos alternativas, que son la de crear un programa de orientación nuevo, que sirva como base para cada colegio sin distinción alguna y que sea desde quinto básico hasta cuarto medio, de esta manera atendemos a la implementación de un nuevo programa que parta desde cero y pueda atender a las necesidades de los jóvenes en este aspecto de la educación, pero esta no cuenta con una necesidad regulatoria adecuada.
Es por esto que nos inclinamos por una segunda alternativa, que es la modificación a la Ley Nº20.418, esta forma estaríamos realizando un proyecto con raíces firmes pero con detalles que cambiar, provocando más y mejores efectos en la juventud.
Esta modificación consiste en que si bien esta ley obliga a los establecimientos a tener un programa de educación sexual en la Enseñanza Media, esta sea:
-Más centrada en la parte emocional, afectiva y de género en los jóvenes
-Que se comience desde la enseñanza básica
-Que su implementación sea de carácter obligatorio para todos los establecimientos
De acuerdo al primer punto, no se quiere dejar de lado la educación en sexualidad y fertilidad, sino que este sea uno de la gama de temas que se pueden abordar para educar a los jóvenes en la afectividad, en el equilibrio de sus emociones, en fomentar la reflexión y el descubrimiento de la interioridad de estos, lo que traería como efecto una mayor preocupación por los jóvenes en lo emocional, en el respeto, la tolerancia, la buena convivencia entre los alumnos.
En relación al segundo punto, creemos que en materia de afectividad y género se puede comenzar a educar desde la enseñanza básica, para que poco a poco los niños se vayan familiarizando con estos temas y en la etapa de la adolescencia no les signifique tener que recurrir al internet o a otro tipo de fuentes para aclarar sus dudas y ver la sexualidad como un tema holístico y no solo dedicado a lo genital y reproductivo.
Sobre el tercer punto, esta educación debería ser para todos los colegios, sin importar si es confesional o no, y eliminar la brecha de conocimiento y traspaso de información entre colegios de distintos estratos sociales y que su implementación sea obligatorio, para que la hora de orientación no sea utilizada para otras disposiciones.
Una educación en sexualidad, más enfocada a la afectividad, siendo de carácter obligatorio, nos uniría a todos los estudiantes, para así conseguir una igualdad visible en la manera en la que se relacionan los jóvenes hoy en día y que consiga los mismos resultados a nivel valórico repercutiendo así en nuestra futura realidad nacional.