Cada año se desperdician 1300 millones de toneladas de comida, existen 870 millones de personas que pasan hambre en el mundo y, a pesar de eso, la comida se desperdicia cada vez más. Cuanto más tarde se pierde un alimento a lo largo de la cadena, mayores serán las consecuencias ambientales, según la FAO. Es por ello que nuestro proyecto de ley contempla regular el uso que se le dan a los alimentos distribuidos en nuestras escuelas y liceos públicos o subvencionados, como así también en todas las instituciones públicas que contemplen casinos y/o elaboración de alimentos, como hospitales públicos, universidades estatales, entre otros. Por eso, proponemos una ley que obligue a todas las instituciones antes mencionadas a establecer un plan de distribución de alimentos no utilizados, en el que se incluirán una serie de medidas que tendrán como objetivo evitar el desperdicio injustificado de alimentos frente a una problemática de mala distribución de estos en nuestra sociedad.
Nuestra propuesta de ley consiste principalmente en:
- Regular como las instituciones públicas dan tratamiento a los alimentos que reciben y/o distribuyen.
- Controlar y evitar que las instituciones públicas recurran a desperdiciar de manera injustificada los alimentos si no es estrictamente necesario hacerlo.
- Sancionar a las instituciones públicas que desperdicien injustificadamente alimentos que podrían tener una segunda vida útil. Estas sanciones se pueden aplicar mediante una multa,
- Reconocer a las instituciones públicas que contribuyen a evitar que se pierdan alimentos de manera injustificada, ya sea a través de certificaciones de calidad o inyección de recursos.
Los objetivos principales de nuestra propuesta de ley serán:
- Reducir la cantidad de alimentos que son desperdiciados a pesar de que aún son aptos para el consumo humano.
- Dar un tratamiento adecuado a estos alimentos que no son utilizados, para que posteriormente puedan ser destinados a organizaciones sociales donde existan personas que no puedan costear su propia alimentación.
- Generar un cambio en la sociedad a nivel cultural, fomentando a las personas e instituciones públicas a aprovechar de buena manera los alimentos que entregan o reciben.