Los cambios producidos en el mundo en la última década del siglo XX repercutieron en el quehacer de la educación a escala global y nacional, la proliferación de problemas sociales relacionados con un inadecuado comportamiento ciudadano llevaron a primer plano la necesidad de fortalecer la formación ciudadana. Preparar al hombre para la vida ciudadana pasó a ser una preocupación constante de gobiernos, sistemas educativos, personalidades políticas, religiosas, líderes comunitarios, sociólogos y profesionales de la educación, que ven en ella una garantía para la solución de los problemas globales. La formación ciudadana corresponde a un proceso formativo continuo, que permite que los estudiantes desarrollen un conjunto de conocimientos, habilidades y actitudes que resultan fundamentales para vida en una sociedad democrática.
Sin embargo, la formación ciudadana está poco instucionalizada. Se trabaja casi exclusivamente en la asignatura de Historia y CCSS.
Asimismo se observa una escasa preparación de parte de los docentes que se limita a manejo de conceptos mas que una didáctica específica propia de la formación ciudadana.
No existe en las mallas curriculares de las distintas carreras de pedagogía, una asignatura de formación ciudadana.

Establecer una ordenanza legal a la LEY NÚM. 21.091, que establezca que las Universidades e Institutos Profesionales que dicten carreras de pedagogía deban fijar en sus mallas curriculares la cátedra de Formación ciudadana, sin importar el título profesional a obtener por el estudiante. Esta reforma a la ley es de suma importancia, puesto que la formación ciudadana del docente en formación inicial es parte del proceso y también resultado de la formación inicial de la personalidad del profesional del sector que bajo la influencia de la educación, desde lo ético, lo político y lo jurídico y a través de lo académico, lo laboral y lo investigativo le prepara para su desempeño como ciudadano, para su participación en la práctica socio profesional, a partir de conocimientos, habilidades y valores ciudadanos que tributarán a su formación multilateral y armónica, le identificarán profesionalmente y le habilitarán para ejercer responsablemente su ciudadanía.

Se comparte el criterio de que la formación inicial en las carreras pedagógicas es un proceso de profesionalización temprana del futuro docente. Se organiza desde la perspectiva del rol y las funciones que debe desempeñar un maestro en el ejercicio de la profesión y de la integración de las actividades académicas, laborales e investigativas vinculadas al objeto de la profesión. Ello posibilita una formación en, desde y para la práctica pedagógica.