Colegio Amanecer San Carlos, Región del Bíobio

En la actualidad escuchamos muchas críticas sobre el sistema democrático, asistimos sobre todo a un desprestigio de la clase política, que se plasma en las distintas encuestas de opinión. No obstante pensamos, que más allá de entrar en eternas discusiones buscando culpables, nos parece que es necesario buscar soluciones.

Creemos que para mejorar nuestra democracia tenemos que partir realizándonos una autocrítica y reflexionar sobre nuestro real aporte al sistema, partiendo de la idea que este no se construye desde arriba, sino desde las bases, es decir, es fácil culpar a las autoridades por todos los problemas que enfrentamos a diario, pero ¿qué hacemos nosotros por mejorar nuestras propias vidas y la de las personas con las que compartimos? 

Es por esto que frente a temáticas que tienen directa influencia en nuestras vidas, como por ejemplo, la problemática sobre la congestión vehicular que aqueja a nuestra comuna San Pedro de la Paz, u otras dificultades propias de nuestra cotidianeidad, debemos ser nosotros quienes participemos de la probable solución. ¿O acaso una persona que jamás ha vivido acá puede decidir qué es lo que se debe hacer? Bajo esta perspectiva pensamos que la manera de construir una democracia, que más que representativa, sea participativa es otorgando un mayor espacio a la ciudadanía, es decir, que sus ideas sean escuchadas, contribuyendo además en las decisiones que se tomen. Es necesario para ello, fomentar las organizaciones de carácter social, en este caso, las juntas de vecinos, como entidades de representación ciudadana. 

En este sentido nuestro proyecto de ley, presentado como una moción, pues la idea es que sea promovida por nuestros parlamentarios, busca reemplazar la función que cumplen los concejales en la administración municipal, por un concejo de representantes de juntas de vecinos, los cuales serán elegidos por los mismos miembros por sector. Cabe señalar que para ello se hace necesario modificar la actual ley orgánica constitucional de municipalidades, pero no así la Constitución. Por el contrario, se reafirma la idea contenida en ella, donde se señala que “el concejo será un órgano encargado de hacer efectiva la participación de la comunidad local, ejercerá funciones normativas, resolutivas y fiscalizadoras y otras atribuciones que se le encomienden, en la forma que determine la ley orgánica constitucional respectiva”[1].

Nuestra idea busca promover la participación ciudadana y reinstalar en la ciudadanía la conciencia cívica que nos permita construir un país a partir de las inquietudes y opiniones de la mayoría. Mientras el sistema no sea capaz de volverse inclusivo y de reencantar a las personas, no seremos capaces de incentivar a la participación, a pesar de haber establecido la inscripción automática y el voto voluntario. 

Con el fin de avalar nuestra propuesta, indagamos sobre cuál es considerada la mejor democracia del mundo, y de acuerdo con el Democracy Ranking Association, los países nórdicos lideran el listado. Noruega se ubica primero en la lista, y tras conocer su sistema democrático, nos encontramos con que en este país, “la participación del pueblo en la política tiene lugar a través de las elecciones directas y la afiliación a las organizaciones políticas. El noruego medio es miembro de cuatro organizaciones y aproximadamente el 70% de la población adulta es miembro al menos de una organización. Dichas organizaciones pueden ejercer influencia sobre las autoridades por medio de contactos formales e informales con la administración pública. Ese contacto estrecho entre los comités parlamentarios, los ministerios y los grupos políticos demuestra que la política noruega está orientada hacia segmentos como la industria, la agricultura y la educación”[2].

Tenemos la convicción de que una participación efectiva de la comunidad permitirá lograr mejores soluciones, pues éstas serán acordadas en conjunto, no sólo por expertos o por políticos, sino que también por los directos involucrados. Al mismo tiempo generará en las personas la idea de que somos agentes activos de la construcción del futuro de nuestro país, ya que el derecho a elegir a nuestros representantes se sumará a una acción concreta dentro de nuestra realidad.  

[1] Constitución Política de la República de Chile de 1980, Cap. XIV, artículo 119.