Toda madre debe tener el derecho a amamantar a sus hijos y aprovechar
los beneficios psicológicos del apego emocional que se produce en los primeros
meses de vida. Sin embargo, hoy en día la ley solo ampara a mujeres trabajadoras
(“Ley N° 20.545 que extiende el descanso postnatal
para mujeres trabajadoras a seis meses y permite traspasar al padre parte del
tiempo de descanso”), dejando
fuera de este derecho fundamental a las madres adolescentes, quienes al no ser
mujeres mayores de edad, económicamente activas, no pueden acceder a los
beneficios de la maternidad.

Es por esta razón
que la presente iniciativa juvenil de ley tiene como finalidad permitir a las
madres adolescentes, que se encuentran en etapa escolar y en una situación de
vulnerabilidad social, contar con una ley de postnatal al igual que las mujeres
trabajadoras. Esto incluye un plazo de seis meses, así como una subvención por
parte del Estado para cubrir sus gastos de primera necesidad como madre, y
también asegurar la continuidad de sus estudios.

Esta ley de
postnatal adolescente permitirá a las jóvenes madres contar con seis meses de
descanso junto a su hijo(a), dando un plazo aceptable para el periodo de
amamantamiento tan necesario en la etapa inicial de un recién nacido, lo cual
conlleva los siguientes aportes biológicos; apego, mejor nutrición, mejor
digestión, aporta a la formación de tejidos y membranas celulares, adecuada
absorción de hierro, aporte inmunológico y recuperación posparto[1].

Por otra parte,
existen una serie de beneficios psicológicos como la tranquilidad personal y
familiar de la madre al poder orientar su tiempo al cuidado y protección de su
hijo(a), sin tener que preocuparse por las responsabilidades escolares, o por
perder la continuidad de estudio en su unidad educativa una vez terminado el
periodo de postnatal. Esta estabilidad y tranquilidad emocional que aportará la
cobertura estatal, de los gastos implícitos en esta etapa, se traducirá a su
vez en una reducción de los efectos de la depresión posparto, conllevando un
ambiente reducido en estrés tanto para la madre como para el infante[2].

Como un tercer y
gran aporte existen los beneficios sociales implícitos en esta iniciativa de
ley, los cuales tienen relación a su vez con la reproducción de la pobreza,
cuya mejor alternativa de solución sigue siendo la educación. Una de las
principales causas de este fenómeno global y local es la deserción escolar a
temprana edad[3], haciendo
de esta manera aún más urgente la necesidad de una ley de postnatal
adolescente, para asegurar no sólo la tranquilidad económica de la maternidad,
sino que también la continuidad de estudios de la madre. Evitando así una
futura ciudadana con su escolaridad incompleta, que sólo podrá optar a labores
básicas de baja remuneración, viviendo en condiciones precarias que podrían
llevarla a ella o su eventual hijo(a) a caer en vicios sociales como el robo, el
narcotráfico o la prostitución.

Tomando en
consideración los tres grandes ejes de beneficios que aporta esta iniciativa de
ley, podemos establecer que la importancia fundamental radica en el amparo del
desarrollo biopsicosocial de las adolescentes escolares en situación de
vulnerabilidad social. Esto generará aportes en el ámbito personal, familiar y
social, no sólo a la madre, sino que también pensando en aquel hijo(a), que
requiere un piso esencial de oportunidades para su futuro vital como miembro en
potencia de nuestra sociedad.

Finalmente,
solicitamos no ver esta iniciativa de ley como un incentivo a la maternidad
temprana, sino como una ayuda al Estado de Chile para reducir los índices de
pobreza y marginalidad (y todos los problemas asociados a estas dos temáticas).
Es por esto que también se hace necesario un mayor esfuerzo preventivo del
embarazo adolescente en las instituciones educativas, y el constante apoyo del
SERNAM y su Programa de Atención y Apoyo a Madres Adolescentes: AMA.